viernes, 6 de mayo de 2011

El Correo, 5/12/2009: «La Policía local descubre 122 casos de fraude en las ayudas sociales en Bilbao»


[Ver noticia en El Correo, edición digital]

Se trata de una noticia ya bastante antigua, pero que merece la pena traer aquí porque se trata de una de las pioneras en aplaudir de manera entusiasta y acrítica la “rigurosa” labor policial en la lucha contra el “fraude”. Léase si no los siguiente: “Otro de los casos más recurrentes que se presentan a los agentes es el de parejas que viven juntas aunque dicen estar separadas, incluso con demanda judicial de por medio y empadronados en distintos domicilios. Así se llevan dos ayudas. En estos casos, los vecinos también aportan información para sacar el fraude a la luz. En qué escalera no hay alguna 'portera' que esté al tanto de las situaciones conyugales y se muestre encantada de airearlas...”. Nadie duda de que puedan existir algunos casos de «fraude» consistentes en simular una separación o divorcio por vía judicial para percibir la RGI como UCs independientes;[1] pero también que llegar a la conclusión de que se trata de una separación simulada y fraudulenta o, en cambio, de una situación tan abundante en la práctica como una separación real acompañada de periodos breves de reconciliación o simples visitas esporádicas —por ejemplo, cuando hay hijos/as en común—, a partir de un peritaje tan objetivo y profesional como son los simples chismorreos de una «portera» o vecina “encantada de airear situaciones conyugales”… Ya hemos hablado sobre ese tema en el apartado relativo al valor probatorio de los informes policiales. Por lo demás… sobran los comentarios.

Además, esta noticia contiene otras muchas “perlas periodísticas”:
  • A veces, una joya demasiado ostentosa, una tarjeta Visa, la denuncia de algún ciudadano o la resistencia a dejar de vivir de las arcas públicas les pone sobre la pista” Lo de la joya… puede pasar, pero ¿qué indicio de “fraude” puede haber en el mero hecho de tener una tarjeta VISA? Lo único que indica es que se tiene una cuenta corriente, y que posiblemente el banco o caja nos concede un cierto crédito hasta una determinada cantidad, sobre todo si nunca hemos dejado nuestra cuenta al descubierto y siempre hemos respondido de nuestras deudas; pero nada más.
  • Y ¿a qué se refieren con “la resistencia a dejar de vivir de las arcas públicas”? ¿A personas que han rechazado alguna oferta concreta de empleo, o en general a otras que, por sus particulares circunstancias, llevan años dependiendo de las prestaciones para subsistir? ¿Qué deberían hacer esas personas, renunciar a vivir de las arcas públicas y dedicarse a la mendicidad, el robo, el trapicheo, la prostitución…? ¿Y qué ocurre con el resto de colectivos que se resisten a dejar de vivir de las arcas públicas  como políticos, profesores/as, médicos, militares, policías municipales…?
  • Otra frase: Los efectivos de la guardia urbana han destapado a numerosos perceptores de renta básica que tenían trabajos o que percibían sustanciosos ingresos por realquilar habitaciones” Por el momento en el que se publicó esta noticia, se refiere sin duda al control que se hizo a quienes percibían la Renta Básica y figuraban como arrendatarios de una vivienda en la cual, a su vez, había otras personas en régimen de subarriendo. Lo que se hizo en su día fue comprobar que la suma de los distintos subarriendos no fuera superior al total del arrendamiento, pues sí que se comprobó que existían algunos abusos, pero normalmente se trataba de cantidades de 50, 100, 150 euros mensuales… que, desde luego, sería un poco exagerado calificar de “sustanciosos ingresos”, y que en cualquier caso poco tienen que ver con el “fraude” en las prestaciones
  • Cita El Correo a Barkala afirmando: «A veces vemos que nos la están metiendo casi fijo y no les pillamos» Pues si realmente tan casi fijo es que “se la están metiendo”… ¿dónde está la dificultad para demostrar el engaño? ¿O es que ese casi fijo se refiere, una vez más, a meras conjeturas y sospechas?
  • Por último, esta frase: “La revisión minuciosa del padrón también se ha convertido en uno de sus mejores 'chivatos'”. ¿Se puede llamar ‘chivatazo’ a una información que aparece negro sobre blanco en el Padrón, un documento que depende del propio Ayuntamiento? En todo caso, comprobar que los datos que allí aparecen son correctos y se corresponden con la realidad debería ser la norma en el funcionamiento de ese registro, y no llamar ‘chivatazo’ al hecho de que, de repente y como por casualidad, un funcionario “descubra” que alguno de los datos del Padrón no son correctos…
[1] Aunque, la verdad sea dicha, conocidos los costos de ese tipo de procesos judiciales, seguramente se trate de demasiadas alforjas para tan corto viaje.

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